La Diócesis de Puerto Iguazú cumple sus primeros 33 años de vida. Con ella, casi desde sus comienzos, Santa María del Yguazú viene caminando junto al pueblo misionero para dar incansablemente a Luz a Cristo cada día por medio de su Iglesia, en estos bordes marginales de la patria.
Santa María del Yguazú peregrina descalza abriendo su corazón amoroso de mamá aún mucho antes de abrirse las picadas, al guaraní, al mensú, al colono, al obrajero y a cuanto forastero llegado a estas tierras coloradas en busca de sustento y progreso para su familia.
La Santa Misa celebrada en el Santuario de la Santa María del Yguazú fue presidida por el Padre Obispo Marcelo Raul con la activa presencia de hermanas y hermanos venidos en peregrinación desde las comunidades de la Diócesis. Fueron numerosos los jóvenes que lo hicieron caminando, exhaustos por cierto, con ampollas en los pies, los zapatos en las manos pero felices con María en el corazón y Jesús en los labios...
El Obispo bendijo y felicitó a todos. Sus palabras fueron de aliento para los presentes. Resaltó el valor de la Esperanza cristiana como virtud tan necesaria para sostener en su fortaleza a la patria en estos momentos difíciles muy especialmente. Destacó el Obispo que la Esperanza cristiana como sostén de la familia resulta imprescindible para alcanzar la felicidad. Los hijos tienen la necesidad de criarse en un ambiente sostenido en los valores propagados por el mismo Cristo en contrapunto a los modelos fantasiosos del mundo.
Finalizaba sus palabras con un especial pedido de mucha oración a todos, en y por la familia, teniendo presentes en sus ruegos a los sacerdotes y seminaristas que desde el altar eucarístico integran en Cristo esta familia diocesana.
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